Erasmus rompieros

 Ya es viernes, y el cuerpo lo sabe, pero en este caso no en el sentido que todos pensamos, sino el contrario; tras una semana larga, el cansancio se nota tanto en maestros como alumnas. Pero como no puede ser de otra forma, lo afrontamos con energía. Nos desplazamos hacia la campiña Toscana, donde nos habíamos citado con los niños Erasmus y acogedores para conocer la vida de las abejas. Nuestras alumnas pudieron observar de primera mano cómo las abejas vuelan alrededor de la colmena, cómo se mueven en los paneles interiores y pudieron saborear un poco de miel pura, extraída del panal por ellas mismas. Sin duda, una actividad súper interesante, que sirvieron para aprender y conectar a todo el alumnado, tanto Erasmus como italiano. Sin lugar a dudas, podemos decir que esta última actividad nos dejó un buen sabor de boca (y no sólo por la miel). Tras despedirnos Martina, Rocío, Vera y Andrea, nos dirigimos hacia la escuela Cavicchi, para tener la última reunión informativa, tras la cual

 El jueves nos deparó la visita cultural organizada a medias: la primera parte del día, gestionada por las coordinadoras italianas, y la segunda parte, organizada por nosotros. Hoy no hay muchas palabras, Florencia habla por sí sola. Disfruten de las vistas, tal y como lo hicimos los Erasmus Rompieros. #SOMOSERASMUS .

Tras varias movilidades Erasmus, hemos podido aprender que siempre a la mitad del viaje llegan los momentos más duros, y es algo que en esta ocasión nos preocupa sobremanera; no por nosotros que como adultos podemos gestionarlo, sino por nuestras pequeñas Erasmus Rompieras, que quizás no tengan las herramientas necesarias para sobrellevar la montaña rusa de emociones que supone una experiencia como esta. El día comenzó desplazándonos hacia el “Teatro Comunale Garibaldi” dónde los estudiantes del instituto nos esperaban para hacernos de guías turísticos, e imagino que poder realizar sus prácticas. A título personal, creo que esta función podría haber sido desarrollada por el alumnado de los colegios de Figline inmersos en el proyecto, ya que al fin y al cabo, los alumnos menos aventajados del instituto, leyeron algunas tarjetas informativas, también podrían haberlo hecho los más pequeños, y así haber invitado a todo el alumnado proveniente de otros países. Todo esto sin desmerecer la la