Day 0: An Erasmus oddissey

 Cuenta la leyenda que cuando Dios creó el mundo se olvidó de Bulgaria, y en compensación le regaló un trocito de paraíso.

Todo aquel o aquella que me conoce sabe de mi opinión teológica, pero seguro que debemos “pagar” un precio por disfrutar de este prometido paraíso.

Así arrancamos nuestra quinta movilidad enmarcada en el programa Shatter the grey!; en esta ocasión una expedición muy escueta compuesta por Judith y Carmen, acompañadas de mi persona.

Siempre he querido reflejar las vivencias de esta experiencia en tercera persona, y dándole  importancia, por su puesto, al alumnado y las familias que se embarcan en esta locura; pero creo que esta vez no podré evitar reflejar mi propia vivencia, ya que el acompañar a nuestras ErasmusRompieras de forma individual va a suponer un reto enorme.

Y cómo bien decía hace unas líneas, para conocer el paraíso hay que pagar un precio, en nuestro caso, nervios y cambios de planes de última hora nos hicieron meternos en la piel de Willy Fog y recorrer la distancia que separa El Rompido de Varna, no en 80 días pero sí en 24 horas.




Casi 8 horas de bus para desplazarnos hasta la Terminal 4 de Madrid, en la que Carmen y Judith durmieron unas 4 horitas, en contrapunto de los 20 escasos minutos que “descansé” yo; 3 horas para aterrizar en Sofía, la capital búlgara, una hora más para llegar a Varna, con sus consecuentes tiempos de espera en los aeropuertos, hicieron un muy largo viaje.

Pero vayamos por partes, es cierto que la parte de bus fue muy dura pero nos permitió realizar todos los tramites de facturación y control de seguridad con calma. Ya subidos al primer avión mi batería dijo “se acabó” y difícilmente logré mantener los ojos abiertos durante el despegue, quizás aguantara hasta que el avión se estabilizara, cuando 40 minutos más tardes me encontraba soñando con el olor de bocadillos de jamón y queso; mi sorpresa fue abrir los ojos y ver a un miembro de la tripulación ofrecerme tal bocadillo, de los cuales, Judith y Carmen ya estaban abriendo.



El bocata, la cocacola, la chocolatina y el café cortesía de la compañía aérea (y la cabezada) hicieron que recuperara fuerzas para afrontar el resto de la jornada. Parece que todo empieza a fluir (SPOILER: nuestro programa Erasmus, y mi persona necesitamos que esta movilidad fluya; ya iré desvelando cositas durante esta semana).

Pues no, la cosa dejó de fluir al darme cuenta que había dejado olvidado mis auriculares en el interior del avión; lo que nos permitió pasar el tiempo de espera hasta el siguiente vuelo entretenidos con las oportunas reclamaciones.

Por fin embarcamos dirección Varna, donde nos esperaban Katia y Dora, junto con las familias para llevarnos hasta la ciudad, darnos una ducha caliente y descansar en una cama.






Comentarios

Entradas populares de este blog

Day 2: Hello Šiauliai

Day 1: A quick visit to Riga

Day 0: A new school year, a new adventure!!!